La relación del sonido con el cuerpo humano y los chakras – Parte 1

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    La relación del sonido con el cuerpo humano y los chakras – Parte 1

    El sonido es vibración en forma audible. Si nuestro audífono tuviera un mayor alcance, para captar todas las frecuencias en cada intensidad de sonido, escucharíamos la música de las flores, los campos, las montañas y los valles, el canto del cielo y las estrellas, así como la sinfonía de nuestro propio cuerpo Las opiniones de la ciencia moderna confirman lo que místicos y sabios de todas las culturas han reconocido y utilizado para armonizar, sanar y expandir la conciencia humana a lo largo de toda la vida de la creación.



    Desde los tiempos más remotos, el hombre ha realizado todo su potencial musical. Utilizando los materiales que tenía a su alcance (piedras, huesos, madera, su propio cuerpo y voz), combinó sonidos y silencios de las más diversas formas, creando así música.

    En su origen, se utilizaba para rendir culto a la naturaleza, a los dioses y para conectar al ser humano con fuerzas mayores, involucrando la realidad, la magia y las creencias. Hasta el día de hoy es la encargada de crear los más diversos sentidos y significados. El sonido es vibración en forma audible.

    La ciencia confirma que cada partícula en el Universo, así como cada forma de radiación, cada fuerza de la naturaleza y cada pieza de información, obtiene sus características específicas a través de su estructura musical, a través de la frecuencia y el patrón melódico, así como a través de los sonidos fundamentales con sus vibraciones especiales.



    Cuando escuchamos música, sus ondas sonoras (vibraciones) llegan al tímpano del oído generando reacciones químicas e impulsos nerviosos que registran en nuestra mente los diferentes tipos de sonido que estamos escuchando. Como las raíces de los nervios del oído están ampliamente distribuidas, siendo una de las más conectadas con el cerebro, todas las funciones de nuestro cuerpo se ven influenciadas. Ascendiendo a través del tálamo (área estacionaria que transmite todas las emociones, sensaciones y sentimientos), el área maestra del cerebro (razón) es influenciada automáticamente.

    Los estudios han revelado que el impacto de la música en el sistema nervioso altera el ritmo cardíaco, la respiración, la presión arterial, la digestión, el equilibrio hormonal, los estados de ánimo, las actitudes, además de liberar adrenalina. Las reacciones pueden variar en cada individuo y el resultado es siempre único. Van de Wall en su libro “Música en los hospitales” explica que las vibraciones del sonido provocan contracciones y ponen en movimiento brazos, manos, piernas y pies automáticamente. En pruebas con ciertos pacientes, ocurrieron movimientos involuntarios que requirieron la retención muscular consciente del paciente.

    Somos esencialmente criaturas rítmicas. Todo, desde nuestro ciclo de ondas cerebrales, hasta los latidos de nuestro corazón, nuestro ciclo digestivo, el ciclo del sueño. Todo funciona con ritmos. Nuestra mente trabaja con los más diversos rangos vibratorios (frecuencias), porque nuestro cuerpo fue creado para captar y procesar todas estas energías. Así, el que sabe manipular la vibración puede transformar las cosas a su alrededor y ¡CREAR!

    Toda oración es una invocación o llamado. Toda palabra/sonido, en primer lugar, influye en el cuerpo de quien la emite, y sólo entonces alcanza su objetivo externo. Por eso todo lo que deseamos (y por la palabra cristalizamos) para el próximo, lo estamos deseando nosotros mismos. Por cada palabra inútil tendremos que dar cuenta. NUESTRA PALABRA ES NUESTRA LEY.


    Los mantras son palabras o sonidos especiales que se crean a través del ritmo y la nota clave de cada persona. El Íntimo (Atman), según nuestros pensamientos puros y aspiraciones, puede darnos la verdadera pronunciación de las palabras sagradas. El poder magnético de la palabra humana es conocido por los estudiosos de lo oculto. Y tenemos mecanismos que reaccionan a los sonidos, que han sido parte de nuestros cuerpos desde la creación de la raza humana.


    Estos receptores son los chakras, que sólo son visibles para los sensitivos (como lo son en el cuerpo etérico). Captan las energías que nos rodean en el plano etérico, astral y mental y, como un transformador, las “convierten” en un patrón que el cuerpo puede asimilar. Se puede encontrar información más detallada en los libros de Leadbeater y Blavatsky, así que daré un breve y modesto resumen:

    La relación del sonido con el cuerpo humano y los chakras – Parte 1Chacra (rueda, en sánscrito) es un centro de fuerza, que gira como una rueda, capturando e irradiando energía como un vórtice, o, más poéticamente, como una galaxia microscópica. Algunos sonidos específicos, como las vocales del abecedario, emitidos por nuestra voz, vibran en estos centros de nuestro cuerpo, emiten un color y provocan efectos bioquímicos en nosotros mismos y en quienes los escuchan.

    Son armonizadores, relajantes y curativos. Provocan efectos físicos que revitalizan, animan y ayudan a la interiorización. Nos llevan adentro y afuera, arriba y abajo. Cada sonido actúa específicamente sobre un centro de energía, resuena en un área vibratoria específica del cuerpo. Los centros principales son: la base (centro vital; Hara), el corazón (centro personal) y la cabeza (centro impersonal). El sonido de los tambores, por ejemplo, estimula los chakras básicos y los incita a la acción. Los sonidos melodiosos de un instrumento como la guitarra y el piano estimulan el centro del corazón, la afectividad. El centro de los chakras superiores se activa con sonidos suaves y de baja modulación, como la música New Age, que aportan paz y equilibrio interior.


    Algunas tradiciones musicales indias y ciertos instrumentos, como la cítara, activan los tres centros al mismo tiempo. Esto promueve la alineación perfecta entre los centros principales y todos los demás chakras. La vibración del centro base debe ascender, mientras que la vibración del centro superior debe descender y encarnar. Y es en el corazón donde se produce este encuentro, que es el centro personal del ser, nacido de la tierra... Y descendido del cielo.


    En el próximo artículo hablaremos de los chakras y los sonidos que se relacionan con cada uno de ellos.

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