La fe que mueve montañas

¿Cómo hablar de fe en tiempos tan convulsos?

  • Familias que se desmoronan en peleas de divorcio
  • Vicios que corrompen todo el equilibrio familiar.
  • El desempleo asola la mesa de los hogares
  • Enfermedades inimaginables que asolan a la humanidad
  • Ilimitados crímenes de crueldad
  • Corrupción por todos lados.

Las noticias diarias nos traen las noticias más oscuras con cada día que pasa.

¿Cómo vivir con esto?

La respuesta es clara dicha por el Maestro Jesús:



Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a aquel monte: muévete de aquí para allá, y se moverá; nada sería imposible para ti.

¿Cómo entender estas palabras? ¿Qué tan grande es una semilla de mostaza?

En realidad, es una de las semillas más pequeñas. Así que si nuestra fe es pequeña, es suficiente.

¿Y la montaña qué sería?

La montaña, queridos míos, es nuestra imperfección e inferioridad hecha de mala voluntad, resistencia, prejuicios, intereses materiales, egoísmo, fanatismo, pasiones orgullosas, etc.

¿Cómo podría todo ser posible para nosotros?

La confianza en nuestras propias fuerzas nos impulsa a grandes hazañas, que la mayoría de las veces son logros materiales.

No es más que confianza en uno mismo, alta autoestima, “el secreto”, etc.

Esta es en realidad la semilla de la fe que nos nace. Nacimos con este germen bendito para guiar nuestros caminos, no solo para las cosas materiales, sino también para nuestra evolución espiritual.

Cuando realmente confiamos en quien nos dio la vida, podemos reunir fuerzas para grandes hechos antes llamados milagros, que hoy, gracias a la ciencia, pueden considerarse efectos naturales de una causa hasta entonces desconocida, hoy explicada en gran parte por el estudio de Espiritismo y magnetismo.



La fe que mueve montañasfe humana: relacionado con las necesidades terrestres. El que persigue sus logros y se esfuerza por alcanzar sus metas, triunfa si tiene fe en sí mismo.

fe divina: aspiraciones celestiales y futuras. El hombre bueno que cree en su futuro celestial, busca llenar su vida de acciones nobles y bellas, saca de su fe, de la certeza de la felicidad que le espera, la fuerza necesaria para continuar aun en los momentos más difíciles de la vida y aún se las arregla para tener en sí mismo caridad y benevolencia hacia los demás.


Esta gran fuerza se encuentra dentro de cada uno de nosotros, si queremos poner nuestra voluntad a su servicio, seremos capaces de realizar lo que hasta hoy llamamos milagros y no es más que el desarrollo de las facultades humanas.


El magnetismo es una de las mayores pruebas del poder de la fe cuando se pone en acción, es por la fe que cura.

Todos estamos dotados de esta gran fuerza. Hagamos un buen uso de ella.

¡Paz y luz!

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