Caridad: ¡la gran lección del amor!

    Comienzo este breve texto con una simple pregunta: ¿alguna vez has hecho algún trabajo voluntario, practicando la verdadera caridad? Si no, ¡aquí tienes una invitación que cambiará tu vida!

    Cuando nos damos la oportunidad de ayudar a alguien, en primer lugar somos nosotros los que estamos siendo ayudados: aprendiendo tantas lecciones de vida; el intercambio de experiencias; la oportunidad de dar lo mejor de nosotros sin querer nada a cambio; la gratitud de los que de alguna manera te quieren agradecer; y lo mejor, olvidándonos de nuestros pequeños problemas, pequeños sí, porque cuando nos enfrentamos a tantas otras dificultades vividas por otros vemos abundancia y prosperidad en nuestras vidas. Aprendemos a valorar cada vez más los logros, la salud, el amor de los familiares, la alegría diaria.



    Cada uno que da como voluntario tiene una experiencia diferente, pero no sé en todos los casos un testimonio negativo, al contrario, siempre veo a las personas cambiar para mejor, exponiendo lo mejor de sí al mundo, donando amor verdadero a los universo. Nadie diría que la experiencia lo perjudicó.

    Caridad: ¡la gran lección del amor!
    Caleb Frith / Unsplash

    Algunas religiones fomentan el voluntariado basándose en las enseñanzas bíblicas, sus filosofías, la experiencia de grandes iluminados como Jesús e Buda, es uno de los caminos hacia la llamada al trabajo, pero no el único. La voluntad de trabajar surge en cada uno, en cada momento diferente, y muchas veces no surge sino que se impone por los aprendizajes que nos trae la vida. Está aquí arriba no cerrar los ojos ante la oportunidad, rendirse, dar lo mejor de sí, el amor será la energía necesaria para seguir adelante.

    Aprovechen todas las oportunidades que la vida les dé para practicar la caridad, sean amables, sean amorosos, sean humildes. Ayudar a nuestros queridos viejitos, educar a un niño, escuchar al que necesita desahogarse, abrazar al necesitado, cocinar al que tiene hambre, llevar calor al que tiene frío, guiar al que está perdido y No esperes nada, nada a cambio. Y sentirás una enorme ola de amor envolviéndote, una inmensa alegría acompañándote y una felicidad plena en tu vida que nunca antes habías sentido.



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    No pienses: “Soy un ejemplo de mujer caritativa”, oh no, en realidad no. Aún me queda un largo camino de aprendizaje y acción por recorrer, pero aprovecho estas pocas líneas para invitarlos a esta divina experiencia y sentir en sus corazones ese amor que siento hoy cuando tengo la oportunidad de poner la verdadera caridad en práctica.



    ¡Que todos tengan esta oportunidad! ¡Buen trabajo a todos, mucha luz, éxito y prosperidad en sus vidas!

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