Un día a la vez

    Un día a la vez

    Estoy viviendo mi primera semana sin trabajar en muchos, muchos años. Y es increíble lo difícil que es para mí relajarme y simplemente descansar.


    Aprendí a organizar mi rutina, ocupando siempre mi tiempo, anteponiendo buenos hábitos y actividades al ocio. Y sigo siendo así... He tenido tiempo de cuidar mi casa, regar las plantas, cocinar, organizar cosas que ni sabía que estaban desorganizadas. Tengo tiempo para ver un capitulo de una serie fuera de horario, para dar amor a mis animales, para almorzar con mis amigos. Tengo tiempo para leer las Escrituras, leer un capítulo de mi libro y tomar una siesta después del almuerzo.
    Todo esto es maravilloso, y todavía no puedo apreciarlo... Sigo conectado con las preocupaciones financieras, con el habitual murmullo del ajetreo de la ciudad, con el consuelo de pensar que siempre he tenido el control de las cosas. y ahora no lo soy.



    ¡Sí, en realidad, nunca tengo el control de nada! La verdad es que tengo que encontrar la alegría donde está y no preocuparme por lo que está por venir. Después de todo, todo está bien organizado y exactamente donde debería estar. Porque no soy yo quien controla, es Dios.

    El que creó todo lo que existe, que creó el amor, que te creó a ti ya mí… Es Él quien toma las riendas desde ahora y para siempre.

    Le entrego mi rutina, mis finanzas y mi deseo de control. Y me propongo apreciar cada bendición y cada milagro que Él me otorga todos los días. 

    “Así que no te preocupes por el mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. A cada día le basta su propio mal.”



    Mateo 6:34

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