Incluso cuando las cosas parecen difíciles, cuando lo imposible se manifiesta, como la orden del día, no es buen motivo para agachar la cabeza, como señal de que estamos de acuerdo con la situación. Solo recuerda: piensa en lo mejor. Sin embargo, no es solo así. En todas las situaciones, sin excepción, piensa siempre en cosas buenas, cree que sucederá lo mejor posible.
Intenta pensar en algo que te haga sentir ligero, sin preocupaciones, en algún pequeño recuerdo, una huella. Finalmente, una cosa buena, que te agrada; cree en el lema: “Elige siempre lo mejor”.
Piénsalo, concéntrate, siempre en el lado bueno, pero lleva a ese pensamiento una idea convincente, con íntima convicción, con la fuerza interior, la gracia divina, que tienes dentro de tu alma.
Aunque esta situación sea aparentemente difícil, busca ayuda en tu sonrisa, distrae tu mente, con un encanto de bien, algo poético, como si fuera un pase mágico; en un chasquido de dedos, una amenidad, piensa en algo divertido, algo que te haga reír.
Es duro, lo sé, tú también lo sabes, a veces puede ser ira o cualquier otra desgracia, un “tren” que te deja con los nervios de punta, que ni el jugo de maracuyá puede solucionar. No tenemos que estar serios todo el tiempo. ¿Sabes porque? Tienes 20 años así, es extremadamente terrible, oscuro, déjalo a un lado, bórralo.
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Ahora, después de obtener ese “insight”, toma acción, un movimiento efectivo, toma, bebe del pozo de la sabiduría, crea una actitud mental saludable, sonríe, aunque no estés siendo filmado.
Porque, en realidad, en realidad, sonreír no duele, sonreír no duele, es bueno, física, mental, emocional y espiritualmente. Sonreír también es bueno para la salud, busca en Google.
Sonreír, reír, reírse de cosas al azar se siente agradable, aumenta la autoestima, pone un gran énfasis en el amor propio y llena tu estado emocional con la perspectiva de la satisfacción.
¿Sabías que una buena carcajada es buena para el espíritu? En ese momento, el buen humor entra en escena. No requiere práctica ni experiencia, es tan simple, tan natural, es parte de la naturaleza humana.
Por eso es importante, además de necesario, ser feliz, feliz de la vida, en un “bonito”, con el astral allá arriba, en las nubes, cerca de los ángeles, en el cielo, con sol o con lluvia, o quién sabe con tiempo parcialmente nublado. No importa, lo importante es ser feliz, feliz, irradiando buenas energías al mundo; la risa reverbera frecuencias vibratorias en el Universo, que nos elevan, brindándonos relajación, dándonos un paseo a la paz, en la paz infinita de Dios, atrapando un caimán en el mar de la tranquilidad. Hilarante, finalmente, tomar el sol en el cielo azul, piscina de serenidad.
Pues eso es ser feliz, en fin, es vivir bien, es la sofisticación de la sutileza, lo supremo, la crema, la crema, los lirios del campo, las flores más bellas del jardín, de todos los colores, en diferentes aromas y huele bien, sonríe, ríe, ríe a carcajadas, sé feliz. Se tu propia felicidad, cuídate del mal de ojo, pide la protección divina, vive y deja vivir, sé feliz.
Además de todo esto, es cierto, en realidad, sonreír no duele, no duele, no despelleja, no raspa, no necesita ponerse una tirita. La risa, una buena risa, que siempre va acompañada de una sonrisa, vigoriza el estado de ánimo, hace que la gente esté de buen humor.
Una vez más, para concluir, sonreír no duele, es una medicina sagrada. Finalmente, sonríe.
