La concepción de Dios es algo muy subjetivo y construido según creencias, culturas, costumbres y parte de una historia que nos fue contada hace miles de años. Toda persona tiene derecho a creer lo que siente que es verdadero y sensato. El peregrinaje en torno a este hecho es continuo y arduo. Pero, ¿es aceptable la idea de llegar a la plenitud en un lugar lleno de gente, donde el tiempo no se detiene, donde la gente corre por miedo a llegar tarde, viven conectados en sus celulares y al mismo tiempo están desconectados unos de otros? En este interminable cuestionamiento, el Universo en su riqueza brinda extraordinarias herramientas de forma gratuita a los seres que buscan una mayor conexión con la inmensidad del Cosmos.
Reorganiza en tu cabeza la concepción de lo que representa la grandeza; todo lo que nos ha sido dado es divino y perfecto. Cuando nos enfrentamos a la inmensidad de especies animales, tipos de frutos, etnias, culturas, lenguas y almas diferentes que andan por el mundo, la certeza de que la naturaleza es sublime y milagrosa nos devuelve a nuestra posición de meros admiradores de tu arte. .
Todos somos uno, conectados en un mismo hilo que conecta esta maraña de sentimientos y aprendizajes diversos. Pensar como un solo individuo limita el gigantesco potencial que tenemos para transformar las direcciones que está tomando la Tierra. Las catástrofes ambientales, la violencia, la corrupción, la desigualdad social y la depresión son solo algunos tristes ejemplos de las tragedias que se informan a diario en los periódicos, y todos difunden esta noción equivocada que hace creer a la humanidad en ese viejo dicho de que cada uno se vale por sí mismo. La falta de conciencia es el combustible alto en el manejo de esta frívola y temeraria maquinaria en la que nos están guiando. El despertar colectivo, aunque laborioso, es el remedio para el cambio.
Las leyes universales son preceptos que se interconectan entre sí, dando lugar a que todo en el Universo se mueva por medio de la energía, lo cual es cierto tanto para la vida humana como para el funcionamiento de lo que sucede en el espacio. Si difundes el bien, no hay forma de cosechar lo contrario. Es casi como un resultado matemático. ¿Y cuál es el punto de todo esto hasta ahora?, podrías preguntar. Y la respuesta es bastante sencilla: gratitud.
Ser agradecido es una de las armas más poderosas que puedes tener a mano cuando se trata de co-crear una vida más abundante y feliz. Muchos se quejan de no tener suficiente dinero, ropa o zapatos nuevos, un dispositivo electrónico actualizado y muchas bagatelas desechables. Quejarse se ha convertido en un hábito peligroso, ya que todo lo que expresamos lo damos a cambio. Así que cuida tus palabras, tus pensamientos y da gracias por tener algo para comer, por vivir en una casa que te da la posibilidad de descansar, por llevar ropa cómoda. Da gracias por los buenos amigos que tienes y la capacidad de ganar algo de dinero, por estar sano y fuerte. Centrarte en lo que no tienes es una forma de garantizar la escasez de lo que quieres. ¡Recuerda esto!
Apreciar con cariño el amanecer, el brillo de la luna, las olas del mar, la caída de una cascada, el canto de los pájaros. Sé agradecido por todo y recibe de vuelta la paz, la luz y el equilibrio que te traerán una mejor comprensión de tu papel aquí. Báñate y aliméntate con la energía más pura. Prémiate y compensa tu existencia de manera integral, con aprecio y amor.
Escrito por Juliana Alves del equipo Eu Sem Fronteiras.
