¡No trabajes demasiado duro! ¡Tener responsabilidad emocional! ¡Tus hijos te necesitan más de lo que necesitan tu dinero!
El mundo moderno corre rápido de una manera que nos da la sensación de que el tiempo vuela. Vivimos en la angustia constante de no tener el tiempo suficiente para hacer todas las tareas que queremos, hacer todos los viajes que queremos, leer todos los libros que compramos y, lo que es peor, prestar la atención necesaria a los que más amamos. Por un lado, las ganas de triunfar y tener una situación económica estable, y por otro, el agujero negro del afecto que creamos en nuestros hijos con nuestra ausencia constante.
¿Alguna vez te has parado a pensar: le dedico suficiente tiempo a mi hijo? ¿Comparto lo suficiente de su vida para conocerlo verdaderamente?
No todo el dinero del mundo paga el tiempo que no vas a pasar con tu hijo, y un día que el tiempo no te dé más tiempo será demasiado tarde. Habrá que jugar en equilibrio. Sí, trabajo, porque es necesario brindarles condiciones de vida, salud y educación, vestido y alimentación, pero no podemos olvidarnos de trabajar también en sus afectos. Crea un nido para ellos en un abrazo, dales salud mental a partir de un día a día de cariño y atención, edúcalos allanando el camino a tu lado. Un niño no entiende el valor de una moneda, pero entiende el lenguaje de los afectos. Y el amor no se puede comprar.
Los bienes materiales son fugaces, los distraen por unas horas hasta que el vacío emocional vuelve a instalarse. Las posesiones materiales no crean recuerdos o historias para contar más adelante en la vida. No podemos olvidar que los padres somos plataforma y equipaje para su vida futura. Somos nido y alas a la vez. Y si criamos a nuestras aves de la forma adecuada, tendrán alas para volar alto por sí mismas, pero esas mismas alas harán que siempre regresen al nido como forma de reconocimiento. Y luego serán ellos quienes nos acurrucarán cuando ya no podamos volar solos. Amor con amor se paga.
Seamos conscientes de que un niño solo será feliz y completo si tiene toda la atención que necesita de nosotros en la medida adecuada.
Por eso, invierta en tiempo de calidad con sus hijos, cree sus propias rutinas, comparta, hable, discuta, diviértase mucho y crezcan juntos. Los niños felices sin duda serán adultos más felices y plenos. Invierta en su hijo para que el futuro de ambos sea más brillante y más pacífico.
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Los padres son figuras decisivas y tienen que asumir toda la responsabilidad que ello conlleva. Ser padre es saber sumar a la vida del hijo, saber compartir la vida con el hijo, es multiplicar su vida. Lo único que no podemos permitirnos es quitarle la vida al niño.
