Queridos, muchas veces nos miramos en el espejo y sólo tenemos tiempo para retocar la imagen. Nos vestimos de forma práctica y rápida sin tener en cuenta que la ropa bonita, cara y de última moda no revela quién la lleva. No revela el dolor de no ser comprendido, el deseo palpitante de ser amado y admirado y la angustia de no tener con quien contar. Este es el dolor que siente la imagen reflejada en el espejo, en el retrovisor del coche o en la sombra de la acera. ¿Le damos la vuelta al juego?
Conocernos a nosotros mismos es una tarea ardua que requiere tiempo y paciencia; sería fácil vivir de acuerdo a la conveniencia y dejarse llevar; pero ahí radica todo el potencial de la gran decisión de conocerse a uno mismo: la decisión de transitar por caminos nunca antes vistos y recrear la novedad en nuestras vidas.
Proyecto “Hola, ¿hay alguien ahí?”
¡Vaya! Sí, señor. ¡Y ese alguien es hermoso y encantador, eso es todo! Acércate a él y comienza una conversación inocente como: "¿Hoy es un buen día para ti?", "¿Qué puedo hacer por ti?", "¿Tienes sueños? ¿cual?"
Tener tiempo para ti. Alguna vez. Date cuenta de las sensaciones que te invaden, ya sean positivas o negativas; si algo te frustra, trata de entender por qué; percibir la novedad y estar siempre abiertos a nuevos vientos. Toma las riendas de tu vida, poco a poco. Una de las formas de hacerlo es ser lo que realmente eres.
Consejo: comience un diario, escriba cada vez que tenga ganas de hablar con alguien. Nombra los sentimientos, explícate cómo te sientes.
En las próximas reuniones continuaremos con el proyecto. Cuento contigo. Hasta!
