La lluvia de verano tiñó el cielo de gris, las gotas de lluvia gotearon por el parabrisas. Goteaba gotas de vidrio con contornos dorados con formas, colores y esa tarde me acompañaron por mucho tiempo. El viento silbaba en los cocoteros, el sonido del limpiador, con su ruido barriendo la lluvia, también silbaba mis secretos... Extrañamos los amores vividos, los amores que quedaron... ¡Nostalgia!
Un anhelo que duele, porque los afectos que nos unieron fueron intensos y dejaron cosas buenas en el aire… en el espacio de nuestro tiempo… ¡en nuestros pensamientos!
No hubo tiempo para el último abrazo, dejamos que el vacío nos cuidara… ¡Nos asfixiaba la niebla del silencio!
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Y fue así, con ese sentimiento explosivo, esa nostalgia invadió mi vida, se apoderó de mi cuerpo y abrazó mi alma... Las gotas de aquella lluvia fina nublaron el paisaje haciéndolo lejano... Me sofoqué con los recuerdos de todo y hasta las palabras que quedaron sin decir... Envuelto en esta nostalgia, enamorado de los dulces recuerdos de los dos, sonó una melodía en el estéreo del auto y sentí una lágrima rodar por mi pecho, en el mismo paso y ritmo de las cuerdas que sonaban en mi interior, buscando cobijo en mi pecho.
El tiempo pasaba lento... Nunca entendí bien por qué extraño tanto a las personas en nuestras vidas... Viajaba en pensamientos de estos buenos recuerdos que dejaste en mí, ausencia de tu presencia...
Fotografías, sonrisas, abrazos, vergüenzas, hicimos historia… Revelé nuestros destellos solo en el archivo de memoria… ¡Lo guardé solo para mí! Impulsos de emociones que siguen existiendo, porque fueron tantos momentos especiales en tan poco tiempo, me pareció una eternidad la vida que viví contigo... Vi nuestro corazón tatuado en la ventana, borroso, coloreado, diseño resbaladizo como un cuerpo que se une. Por una milésima de segundo sentí tu calor... Eran pedazos de amor, amor sin fin, que se deslizaban, rodaban y unían y se convertían en gota, gotas de nostalgia, gotas de YO!
