Ni siquiera entras a la casa y tu perro ya se entera de que has llegado. Apenas te despiertas, te levantas, te pones las pantuflas y ahí está, en la puerta de tu dormitorio. Estas, como muchas otras situaciones cotidianas, son comunes para quienes conviven a diario con estos animales tan especiales.
Gracias a esta habilidad, las escenas en las que sus cabezas se inclinan repentinamente como si estuvieran despiertos se vuelven comunes. Al fin y al cabo, son grandes profetas de lo que saldrá por ahí, escuchando sonidos que nos parecen invisibles. ¿Y por qué invisible? Porque alcanzan una frecuencia entre 10 y 40.000 Hz, inaccesible para el ser humano, atrapada entre 16 y 20.000 Hz.
Así que, si eres de los que siempre quiere entender qué van descubriendo estos animales frente a los sonidos que captan, probablemente esta nueva información te aporte una mejor comprensión de los hechos cotidianos. No son fantasmas o cosas que no sucedieron. Al contrario. Son ruidos vivos que se forman a grandes distancias y son captados a través de su hipersensibilidad auditiva.
Es como si un relámpago fuera un terremoto para ellos y una colisión de automóviles a lo lejos fuera una colisión de trenes. Lo que es pequeño para nosotros puede ser demasiado grande para ellos. ¿Puedes entender ahora la violencia que los fuegos artificiales y el ruido de los truenos significan para los perros?
Que quede la reflexión y que podamos entender que el lametón en la cara que recibimos no es en vano.
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