Después de todo, ¿quiénes somos?

Interesante pregunta que probablemente sondea la mente de miles de personas.

La duda sobre esta respuesta se remonta a los inicios de la creación. El hombre a lo largo de su camino busca constantemente descubrir de dónde venimos, hacia dónde vamos y quiénes somos realmente.

¿A quién no le sorprenden las culturas egipcia, maya, inca y todo el oriente, estudiadas hasta el día de hoy por los más renombrados investigadores?

En cada región del planeta tenemos criaturas diferentes, únicas y de inagotable potencial listas para emerger como seres de extrema inteligencia, inteligencia que puede conducir al progreso, la cura de enfermedades o guerras y desastres ecológicos.



Dentro de la concepción espírita, somos Espíritus únicos creados simples e ignorantes para una marcha evolutiva hacia la perfección.

Nuestro creador nos da el derecho a elegir llamado libre albedrío.

Después de todo, ¿quiénes somos?Con ella diseñamos nuestro destino, elegimos lo que creemos mejor, pero no estamos libres de la ley de causa y efecto. Todo lo que hacemos tiene una consecuencia que puede ser buena o mala. Sembramos y cosecharemos los frutos del futuro.

Somos lo que pensamos y como actuamos. Atraemos lo que emanamos. Nuestra energía se integra con otras en la misma banda vibratoria, dando fuerza y ​​forma a los más diversos tipos de pensamiento.

Con cada pasaje de reencarnación traemos con nosotros el bagaje de nuestras experiencias anteriores, es decir, los vicios, el orgullo, la vanidad, la promiscuidad, la ternura, la caridad, la humildad, etc. En él solemos encontrar bonitas postales con mensajes de los amigos que cultivamos en el camino, pero también solemos encontrar cartas mojadas por las lágrimas derramadas por nuestra culpa.

Gracias al Padre Mayor, que nos concede el don del olvido, adquirimos una nueva oportunidad de reajuste. La mayor parte del tiempo dentro de nuestro círculo familiar son aquellos a quienes debemos pedir perdón.



Busquemos analizarnos y encontraremos la respuesta para nuestro futuro. Cosecharemos exactamente lo que sembramos.

Amor para los que saben amar.

Compasión por los que perdonan.

Amargura para el que odia.


Desprecio por el que no da.


No desaproveches esta oportunidad, lucha para que todo mejore en esta encarnación y si no lo logras, ten por seguro que habrá otra oportunidad.

Somos finalmente una emanación del amor de Dios.
Añade un comentario de Después de todo, ¿quiénes somos?
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

End of content

No more pages to load