Cuando tu día es gris...

Cuando tu día sea gris, recuerda que me tienes a mí y que haría todo lo posible para estirar mis manos y pintar el cielo contigo, tal vez no tan asimétricamente como te gustaría, ya que soy muy ingenioso con los trazos. Ya sabes, pero me gustaría pintarte en un día gris.

Comenzaría con los colores de tus ojos, que esconden mucho sobre ti. En medio de la búsqueda de respuestas a preguntas, no tienes idea de cuáles son. De las cicatrices esparcidas por su cuerpo, marcas de la metralla de una guerra cotidiana. Por las huellas de tus manos que insisten en que las mías son frías, y tal vez lo sean, en busca del calor de tu cálido cuerpo.



Comenzaría citando todos los colores que conozco sobre ti, tus defectos y cualidades, pero aún así no sería suficiente para colorear el cielo contigo, contigo.

Es tan ingenioso que ya me pierdo entre los muchos y diferentes colores que pasan por mis lentillas en el día a día. Es divertida la forma en que la acuarela baila entre mis dedos en una mezcla de paisajes que dan vueltas alrededor de mi cabeza, tal vez no tengas idea de lo colorido que es.

Cuando tu día es gris...Cuando tu día sea gris, recuerda que podría empezar a mostrarte lo colorida que es tu sonrisa o el sonido de tu voz. Quisiera rastrear tu locura y tantas otras “n” razones por las que mis dedos se empeñan en seguir la forma del boceto trazado en mi mente, tan colorido y nostálgico. Incluso me planteé adaptar mi paleta de colores y ponerte en forma -incluso consciente de lo que me dijiste-, pero la verdad es que me has conquistado en todos los niveles más allá del arcoíris.



Y no sé - no sé diferenciar muy bien - pero cuando tu día sea gris, que sepas que me tienes aquí al otro lado dispuesto a tomar un pincel y salir a colorear e iluminar el mundo. - contigo.


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