¡Actitudes para vivir en paz contigo mismo!

    Era un día como cualquier otro. La gente de la estación, correteando como hormigas, atrapada en la necesidad de obedecer a sus relojes. Cuando llega el tren, todos pelean y se aprietan, impidiendo que los pasajeros se bajen. Nada nuevo, solo el caos social cotidiano. Sólo otro día normal. Dentro del tren, veo a una mujer pasar de pasajero en pasajero, ofreciendo chatarra industrializada comestible.

    Observo que la acompaña un niño (una niña pequeña), que lleva una gran bolsa llena de mercancías que, con tanto peso, casi arrastra por el suelo. Miro a la niña y empiezo, como de costumbre, a deprimirme por la dura realidad del mundo. Pienso en las oportunidades que ella y su familia fueron privadas, que debería estar en la escuela o jugando… y también que hay peores lugares para estar que al lado de esa mujer.



    La niña, como si notara mi mirada, levanta la cabeza y nuestras miradas se encuentran y, en una actitud de inocencia típicamente infantil, en lugar de sentirse incómoda y apartar la mirada, como haría cualquier adulto, le responde con una sonrisa gigantesca, capaz de limpia las tinieblas de cualquier corazón.

    ¡Actitudes para vivir en paz contigo mismo!

    Cuando salí de la estación, miré hacia el cielo y me di cuenta de que el sol luchaba por superar el frío gris que lo cubría. Recordé a la niña y su sonrisa, así que sonreí para mis adentros. Tal vez hoy no fue un día como los demás, porque me di cuenta que para ser feliz contigo mismo, no necesitas mucho, sino saber que estás dando lo mejor de ti para convertirte en una mejor persona cada día que pasa. Es importante no creer que eres incapaz solo porque has hecho algo mal, practica el perdón contigo mismo y recuerda que siempre habrá un nuevo día para volver a intentarlo y esta vez, sabiendo qué no hacer para tener éxito.



    La paz interior surgirá cuando te des cuenta de que las cosas más simples de la vida son las que nos dan más esperanza de días mejores, lidiarás mejor con tus sentimientos más oscuros y aprenderás que para cada final hay un nuevo comienzo. Un punto y aparte es suficiente para que tu vida empiece a recorrer el camino de la felicidad.



    Texto escrito por Roberta Torres del Equipo Eu Sem Fronteiras.

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